“Aguantaré hasta las catalanas”. Sánchez planteó en febrero una dimisión a los ministros

Tras la debacle del PSOE en las elecciones gallegas, lo habló con María Jesús Montero, Óscar Puente, Félix Bolaños, Teresa Ribera y Pilar Alegría

Archivo - El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, realiza una declaración institucional.
Archivo - El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, realiza una declaración institucional.
  1. Vascas y europeas
  2. “Todo el tiempo del mundo”
  3. “Aguantaré hasta las catalanas”
  4. Validar su “política del reencuentro”
  5. Prórroga presupuestaria
  6. Decisiones drásticas
  7. Punto de inflexión

Las elecciones autonómicas del 28 de mayo se convirtieron en una debacle para el PSOE, que sólo pudo retener tres feudos: Castilla-La Mancha, Asturias y Navarra. Esa tendencia a la baja se repitió y hasta se acentuó en los comicios gallegos del 18 de febrero. Y entonces, Pedro Sánchez planteó a varios sus ministros una posible dimisión .

Las elecciones en Galicia fueron las primeras después de las cesiones de Sánchez a los nacionalistas catalanes (sobre todo, indultos y ley de amnistía) y de su negociación con Carles Puigdemont.

Sin embargo, pese a la evidente pérdida de poder territorial tras el 18-F, en Ferraz seguían reivindicando lo que calificaban como su “papel vertebrador” de España. “Tenemos resultados diferentes en las comunidades autónomas, pero no somos residuales en ninguna”, defendían.

Vascas y europeas

No obstante, el horizonte electoral que se avecinaba, con elecciones en el País Vasco en primavera y las europeas en junio, comenzó a alimentar la inquietud en el Gobierno y en el partido. Incluso, se empezó a temer un adelanto de las catalanas, que todavía ni estaba encima de la mesa.

En Euskadi, los socialistas aspiraban solo a ser terceros porque, según pronosticaban los sondeos y se confirmó en las elecciones del 21 de abril, PNV y EH Bildu se han consolidado sin discusión en las dos primeras plazas. Al igual que en Galicia, de nuevo han quedado como subalternos de los nacionalistas.

Respecto a a las europeas, en las que se vota con circunscripción única, esto es, en toda España (no hay circunscripciones provinciales), en el PSOE dan por hecho que se convertirán en un plebiscito sobre la amnistía y sobre las políticas de Sánchez.

“Todo el tiempo del mundo”

A pesar de lo ocurrido en Galicia, Sánchez daba muestras en público de que no había acusado el golpe de forma personal, y desviaba el problema a la falta de liderazgo del socialismo en Galicia, descartando que detrás apareciera un castigo a su gestión desde La Moncloa.

Para ofrecer la impresión de que no se sentía políticamente ‘tocado’, una semana después, durante un viaje a Marruecos, en un aparte informal con los periodistas, dio por hecho que estaría en La Moncloa hasta 2027, es decir, hasta el final de la legislatura. “Tengo todo el tiempo del mundo”, afirmó.

“Aguantaré hasta las catalanas”

Sin embargo, no era eso lo que mostraba en privado y con su círculo más próximo esos mismos días. Según ha podido saber Confidencial Digital, por fuentes con acceso a La Moncloa, Pedro Sánchez dibujó entonces, a un reducido grupo de ministros socialistas, su horizonte sobre cuál sería el rumbo de la legislatura. Aprovechó para ello el final del primer Consejo de Ministros tras los comicios gallegos del 18 de febrero.

 

En ese encuentro participaron, al menos, la vicepresidenta primera y número dos del PSOE, María Jesús Montero; el ministro de Transportes, Óscar Puente; la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera; el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños; y la ministra de Educación y portavoz, Pilar Alegría.

El mensaje del presidente, tras esa debacle en las gallegas, fue claro: “Mi intención es aguantar hasta las elecciones catalanas”.

En ese momento, tocaban en febrero de 2025, es decir, justo un año después, aunque el jefe del Ejecutivo ya no descartaba en aquel momento que Pere Aragonés las adelantase, como finalmente ha ocurrido.

Validar su “política del reencuentro”

Sánchez argumentó a los ministros que el motivo de aguantar hasta entonces era que tiene depositadas todas sus esperanzas en que Salvador Illa, el PSC, fuera el más votado y, por tanto, con ello se valide y legitime su hoja de ruta para Cataluña, calificada como la “política del reencuentro”.

Empezó a asumir que lo sucedido en Galicia, sumado a la gran distancia que sacó el BNG a los socialistas -16 diputados y 257.647 votos- ponía en peligro su discurso de que con el PSOE “baja el nacionalismo”.

Ese fue, precisamente, el mensaje en el que insistió el presidente tras conocerse los resultados obtenidos en Cataluña en las generales del 23-J.

Prórroga presupuestaria

Sánchez insistió a este reducido grupo de ministros en que su calendario era compatible con el mensaje que, a modo de presión, acababa de trasladar a Junts, de que él seguiría gobernando saliera o no adelante la ley de amnistía, lanzado para que aprobasen la ley sin modificar su redacción, o sea, sin incluir los delitos de terrorismo y alta traición.

De hecho, pese a que públicamente el objetivo de Moncloa y de Hacienda era aprobar unos presupuestos para este año 2024, Sánchez ya anunció a su equipo que no eran una “prioridad”. Comenzó a asumir un mandato con las cuentas de 2023 prorrogadas.

Ese escenario se confirmó tres semanas después, el pasado 13 de marzo, tras conocerse el adelanto electoral en Cataluña para el 12 de mayo.

Decisiones drásticas

Visto lo ocurrido tras el debacle del 28-M y después del 18-F (aunque no en el 23-J), nadie en el PSOE era capaz entonces de predecir el movimiento o los movimientos que llevaría a cabo Pedro Sánchez en el caso de que el resultado de las europeas fuera un castigo electoral para el PSOE.

Pero recordaban que, si la derrota en las autonómicas desencadenó decisiones drásticas, como el adelanto de las generales, no descartaban que un nuevo revés en los comicios del próximo 9 de junio le llevase a realizar movimientos contundentes dirigidos a retomar la iniciativa.

Punto de inflexión

En el círculo de máxima confianza de Pedro Sánchez apostaban por que abordaría una crisis de Gobierno tras de las europeas, con el fin de intentar que sirviera de revulsivo  y le permitiera aguantar hasta las elecciones en Cataluña.

Finalmente, las catalanas se celebrarán antes de las europeas, pero el presidente ya avisó hace dos meses a los ministros de que el desenlace en Cataluña iba a convertirse en un “punto de inflexión” en su mandato, sobre su continuidad al frente del Gobierno. Algo que ahora ha puesto en duda él mismo con el argumento de los ataques a su mujer. Y que también resulta imprevisible tras el 12-M, por las consecuencias del resultado electoral para la gobernabilidad del país.

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